Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar.
Johann Wolfgang Goethe

sábado, 10 de diciembre de 2011

Carta del doctor Héctor Zagal a Paulina Peña Pretelini

NSS Oaxaca
Redacción
http://bit.ly/vTMFMG


No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?

Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no me preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.

¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos ni quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben de hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben de comer carbohidratos (tortillas), deben de estudiar en salones sin computadoras, deben de apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

Cuando leas estas líneas haz el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro? 

Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.

Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?

Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños (ojalá no fuese así, dicho sea de paso).

Paulina, has puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: si los jóvenes pudientes de México piensan como tú, ponen en peligro en riesgo el futuro de México.
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Quién es Héctor Zagal:
http://bit.ly/urdzzc

Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana (México), maestro en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), doctor en filosofía por la Universidad de Navarra (España), Visiting Scholar de la Universidad de Notre Dame (EUA) y egresado del programa de dirección de empresa (D1) del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE)..
 
 
 
Actualmente pertenece Sistema Nacional de Investigadores con el nivel II. Es profesor de la Facultad de Filosofía y Ciencias Sociales de la Universidad Panamericana, desde donde realiza sus tareas de investigación, docencia y difusión de las humanidades. En el posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM colabora como tutor y profesor por asignatura. También ha sido profesor del Departamento de Estudios Generales del Instituto Autónomo de México (ITAM).
 
 
 
Fue miembro de la Comisión dictaminadora del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM. Formó parte del Comité de ciencias humanas y de la conducta de CONACYT. Miembro de número de la Academia Iberoamericana de Comunicación y Defensa de la Lengua Española.
 
 
 
Como investigador, Zagal se ha centrado en Aristóteles. Fruto de tal especialización son  los libros Retórica, inducción y ciencia en Aristóteles (México, 1991), Los límites de la argumentación ética en Aristóteles, (1996)en coautoría con Sergio Aguila,, Horismos, syllogismos, asapheia en Aristóteles (España, 2002); Método y ciencia en Aristóteles(México, 2005), Los argumentos de Aristóteles. Ensayos de metafísica, ética y estética(España, 2009). Ha compilado de autores varios los volúmenes Aristóteles y aristotélicosjunto con Alberto Fonseca(México, 2002) y Metafísica, acción y voluntad: homenaje a Carlos Llano, junto con Edgar Rodríguez (México 2005). Ha publicado numerosos artículos en revistas científica internacionales, entre los más recientes destacan “The Role ofPhilautía in Aristotelian Etichs” (Acta Philosophica, 18, 2009) y “The Role of Self-Knowledge in Aristotelian Friendship” (Kriterion, 121, 2010).
 
 
 
En el terreno de la docencia, escribió con José Galindo, el libro Ética para adolescentes posmodernos (México 1998 con una docena de reimpresiones), que fue publicado por Reclam Verlag con el título Ethik für junge Menschen, traducción de Bernd Goebel (Alemania, 2000). El rescate ético de la empresa y el mercado (2001), coautoría con Carlos Llano, es un libro que se utiliza en diversas universidades. Junto con Guillermo Núñez, escribió el texto para adolescentes: Total no pasa nada (México 2006). En colaboración con Alberto Ross y Gabriela Martínez escribió los libros de texto para secundaria Etica cívica I y II (Santillana, México, en prensa).
 
 
 
Además de su labor científica y docente, Zagal desarrolla una intensa labor de divulgación de la cultura. Es colaborador eventual del periódico Reforma y El norte y de las revistaLetras libres, donde publicó, por ejemplo, el intercambio epistolar con Guillermo Fadanelli:Creer o no creer (2009). Es columnista de la revista Istmo,. En 2005 apareció su libro Gulay cultura, una provocativa lectura de la literatura universal. En el mismo tono irónico y juguetón se ubica el librito Ese imbécil no soy yo (México 2009). Incursionó en la narrativa con la novela La cena del bicentenario (México, Planeta, 2009), una parodia histórica. En el 2010, Antón Araiza adaptó la  novela para el teatro. A partir de 2010, conduce en radio el programa cultural “El Banquete de Zagal” en MVS 102.5.

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